AHORA UNIDOS MÁS QUE NUNCA 15-M DEMOCRACIA REAL YA

sábado, 11 de septiembre de 2010

Las aventuras de Suro

Aquella noche apenas pegué ojo. Había sido una noche dura, de espera. Pacientemente durante días había tejido la trampa, pacientemente había aguardado alguna presa apetitosa.

Otra vez en ayunas me disponía a recogerme en mi rincón cuando un ensordecedor ruido activó mi sistema nervioso al completo. Mis extremidades temblaron y mi invertebrado cuerpo se agitó nervioso. La pelusa de mi torso se erizó por instinto. Me aferré miedosa a la pared blanquecina. El ruido iba in crescendo. A cada segundo aumentaba. El murmullo se había convertido en vendaval, aquel repelente estruendo era cada vez más fuerte.

Entonces apareció la boca del monstruo. Sin dientes, alimentándose mediante absorción y rugiendo a cada sorbo. Mi trampa se volatilizó al instante. Creí sentirme atrapada, pero por una extraña razón las fauces se alejaron hacia abajo, como buscando alimento a ras del suelo. Observé su cuello rígido, conectado a un pseudópodo flexible, de aspecto gomoso, y en la parte inferior su titánico cuerpo, cuadrangular, emitiendo un aire caliente y surgiendo de sus tripas hambrientas ese estrepitoso rumor, síntoma de una criatura voraz.

Era hora de huir y corrí desesperadamente hacia arriba. Allá abajo bramaba el monstruo. Corrí hacia mi refugio, allí estaría segura. Entonces sentí aquel aliento infernal en mi trasero. Me aferré con fuerza a la superficie vertical. Encogí el abdomen y pude sentir la fuerza de la aspiración sobre mi cefalotórax. Clave las uñas con más vigor todavía. Milagrosamente pasó sobre mí y decidí escupir mi seda y deslizarme hacia el suelo. Estaba demasiado nerviosa para que mis glándulas funcionaran a la perfección. Sentí una contracción y de repente me escurría colgando de un hilo terso. Correteé por la superficie plana con cierta dificultad. Corrí hasta sentir los latidos de mi corazón golpear con estruendo todo mi cuerpo.

Pero era demasiado tarde. Me sentí volar, mis patas no tocaban el suelo y me desplazaba descontrolada en el aire girando sobre mí misma. Percibí el calor y me encogí con destreza. Atravesé aquella boca sin dientes, dotada de unos pelillos desagradables, y me sumí en la oscuridad de una garganta profunda. Fue todo muy fugaz. Llegué al estómago en apenas un segundo y allí estaba dando vueltas entorno a algo semejante a mis mortíferas trampas… pero en la tripa de un ser desconocido. Todo zumbaba a mi alrededor, y toda clase de partículas giraban conmigo, incluso mis primos hermanos los ácaros estaban allí, los oía gritar de pavor. Entonces me encajé en aquella tela entramada, me sentía como una de mis víctimas. No quería imaginar que me pasaría a continuación. Respiré hondamente y moví los pedipalpos para intentar desembarazarme de aquella diabólica envoltura… aquel zumbido, aquella aspiración huracanada me mantenía pegada y tiesa sobre la fáctica trampa.

El ruido cesó. Intenté despegarme y lo conseguí. Me arrastré entre el polvo, trocitos de papel, restos de comida seca, una pipa de girasol, una extraña forma de metal (un clip) y los deliciosos cadáveres de dos moscas. Mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Abatida me cercioré que tenía el cuerpo lleno de magulladuras. Había perdido dos patas, pero bueno, todavía estaba viva y me quedaban seis. Cuando consiguiera salir de allí la vida sólo sería un poco más dura.



Imagen: Suro nace como un bicho que tendrá que sobrevivir a las inclemencias en una buhardilla habitada por un humano hostil.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Las perforadoras golpean la tierra, los balones golpean los corazones desconsolados

[A los 33]

Las perforadoras parecen avanzar, arañando día a día un poco más aquel terreno pedregoso y desértico. Mientras tanto los mineros son abastecidos de alimentos, medicinas... y algo más: mensajes de ánimo y solidaridad, alientos de fuerza e ilusión. En ese involuntario encierro, bajo tierra, son alentadoras para combatir la desesperación y la inquietud, las misivas más extraordinarias.

A parte del cariño de las familias, gestos como los del jugador David Villa se clasifican de excelentes. Oriundo de Tuilla, en el concejo de Langreo, en plena cuenca minera asturiana, y descendiente de tan azaroso oficio, el futbolista ha demostrado con un bello acto su porte de embajador de la esperanza. Yo sé, y a raíz de la afición existente en Chile por el deporte rey, que esta camiseta firmada por El guaje incrementará la moral de los mineros atrapados, y ayudará a superar esa constante depresión en la que se encuentran permanentemente sumidos. A ello, cabe sumar el partido que pudieron visionar el otro día, un Chile-Ucrania que dejó cierto sabor agridulce, pero que seguro hizo olvidar durante noventa minutos la agónica situación en la que viven.

Y es que dicen que el fútbol es una válvula de escape para millones de personas en el mundo. El fútbol hace olvidar durante momentos la cruda realidad, y nos concentramos tanto en unos colores, en un balón... que arrinconamos todos nuestros miserables problemas y disfrutamos. Ciertamente esto es discutible, y podrían correr ríos de tinta entorno a este tema, pero no es aquí cuestión el discutir si el fútbol es el opio del pueblo, si pan y circo, o que mientras vemos un partido importante aprueban la Ley de la Reforma Laboral sin ni siquiera importarnos.

Yo creo que ese balón de oxígeno, sí, digo balón, los mineros lo agradecen... profundamente, seguro... ellos debieron disfrutar con su selección en el Mundial, y más de uno desea ferviente volver al estadio donde gozar con los goles o sufrir con la derrota de su equipo, de los colores que lo obsesionan, que lo catapultan a un mundo de ensueño donde impera el olor a césped mojado y el ruido sordo que emite el balón al ser pateado con fuerza.

La verdad que existen otros muchos modos de animar a los mineros... pero si el fútbol es su pasión, fútbol por favor. Me trae sin cuidado que los de la liga anti-fútbol piensen lo que piensen, y crean que estamos como hipnotizados por este deporte o crean que es algo que afecta al intelecto o crean que los que vemos a veintidós tíos sobre un terreno de juego detrás de una pelota somos tontos. Yo también veo más allá del fútbol. Pero el fútbol levanta pasiones (y genera violencia dicen), pero el fútbol ayudará un poco más a que los 33 no pierdan la esperanza, allí, a 700 metros de profundidad, y como ya dije, en las entrañas de la tierra, a unos pocos pasos del Infierno.




Imagen: Un gol a favor de la esperanza.

Voz distante

En tres meses tu voz retumbó extraña,
como la de una desconocida
con su pegadizo acento,
con su tonillo norteño.

Era triste, apagada,
distante de aquella voz alegre y divertida.
Poco a poco me familiaricé
y comencé a recordar cada uno de esos sonidos,
haciendo un esfuerzo para dibujar tu rostro
en la oscuridad de la habitación.

Distorsionada por el micro del teléfono,
ligeramente mecanizada
por los cientos de kilómetros y esas ondas
invisibles, de ese mundo inmaterial,
el cual, me es difícil recrear o entender.
Pero era tu inconfundible voz.

Era esa voz que me cubría de lisonjas,
aquella que escuchaba a escasos milímetros
de mi oído.
Era aquella de la que sentía su olor
y en ocasiones su sabor.

Ella viajaba, tú quedabas en aquel remoto lugar.
Estiro los brazos buscando tu cuerpo,
pero tienes una extraña forma,
tus labios son orificios a la nada,
tu tacto el plástico caliente del interfono.

Respiro profundamente y me resigno,
un botón apaga tu voz hasta la próxima,
si es que hay próxima.





Imagen: Mariposa en los jardínes del Palacio de Sansoucci en Postdam. ("Ella viajaba, tú quedabas en aquel remoto lugar").

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Artificio. Arriba el telón.

[A los 33]

Algunos medios ya comienzan a hacer hincapié en el coste económico o en el papel demagógico-populista que el gobierno chileno está haciendo sobre el asunto de los mineros de San José.

Ya empezamos a especular con los números, las cifras, los votos, las mentiras, ... la sempiterna cortina de humo, ocultar con una noticia rimbombante la cruda realidad que se esconde en unos salarios paupérrimos, unas condiciones laborales roñosas, una clase dirigente que explota sin escrúpulos. A ello podemos sumar otras situaciones que se viven en el país andino, cubiertas con la sábana del patriotismo, con la manta del melodrama minero.

No por ello resto la importancia a los mineros atrapados tras un derrumbe causado por la inaptitud y tacañería de los empresarios de la minería chilena. Son vidas humanas, y ajeno a la vida privada de cada uno de ellos, son vidas humanas que deben salvarse cueste lo que cueste, porque la vida de un hombre está por encima de cualquier precio, cualquier objeto valioso, cualquier obra de arte... la vida es el mayor de los tesoros que atesoramos, válgame la redundancia, y debemos luchar por ello cueste lo que cueste.

Pero es cierto que alrededor de este dramático episodio existe un tufo a humo, al humo que conforma esa cortina que no nos quiere dejar entrever lo que pasa al otro lado; la otra realidad chilena. Una cortina que difumina la vista de aquellos que nos encontramos en el resto del mundo, e incluso del mismísimo Chile; una cortina que mitiga la verdad del asunto y la verdad de la situación socio-económica de uno de los estados más característicos de Sudamérica.

A mí me da igual que uno de los mineros sea un alcohólico empedernido u otro se deje el jornal jugando a las cartas o al dominó. Me da igual que se impregne todo con cierto pseudo-patriotismo o impere el santoral untando todo de una religiosidad ciertamente empalagosa. Me importa la vida de esos hombres y punto. Me importa la vida de esos hombres dejando a parte ese espectáculo mediático o ese “Show de la Mina San José”.
Me importa que sobrevivan a esa catástrofe, que lo único que evidencia es el interés y el beneficio de unos pocos por encima de todos. Hay gente a la que no le incumbe despedir de un plumazo a varios trabajadores (que representan hombres, vidas, familias) en beneficio propio, regocijándose en una burbuja de placer, amistad y “buen rollo”. Tan despreciables e hipócritas son. Hay gente que a la que no le importa que la muerte de unos mineros le aporten cuantiosos beneficios pagando pólizas de seguro miserables (la vida de una persona metamorfoseada en una cifra con muchos o pocos ceros ¡qué más da!). Esto es lo que un amigo mío denomina “terrorismo laboral”. Podría existir leyes internacionales que condenaran estas despreciables situaciones, como la de los niños de la India que cosen balones de fútbol de una conocida marca... y hablando de antiterrorismo, recordar a esos mapuches en huelga de hambre tras ser condenados por la ley antiterrorista engendrada bajo la dictadura de “yasabemosquién”. Prometo investigar más sobre este tema y escribir una entrada.

Pero señores, estamos en el mundo de la manipulación mediática... ¿héroes?
Ya lo dije en la primera entrada que escribís sobre los 33. Y si pienso que se ha montado un circo, donde los políticos de turno se vanaglorian con su entusiasta bien hacer, este pensamiento me lo reservo. Me lo guardo para mí mismo para cuando los 33 mineros escapen de ese infierno y salgan a la superficie, entonces hablaremos, hablaremos claro.

Un abrazo desde España a todos los chilenos.




Imagen: el espectáculo puede acabar como los guiñoles, palos para todos.

martes, 7 de septiembre de 2010

Cartas a Paulo (7 de septiembre 2763 Ab Urbe Condita)

Salud Paulo,

Hoy jugué al juego de las vidas. Ella me enseñó. Me senté en un banco a la hora nona y observé a todo aquel que paseaba por la calle.
Un anciano con camisa rosa y peinado juvenil, un jubilado que vive su segunda juventud, alocada, con la catarsis del trabajo cumplido, con la emoción de planear una excursión del Imserso con sus vendedores de mantas y todo.
Un poligonero con moto trucada, un quillo con problemas o quizás no, eligiendo el camino más fácil y sencillo, vivir de instintos.
Una chica algo presumida que camina mirándose en cada uno de los escaparates que encuentra a su paso, presumida pero de caminar inseguro y tímido, mujer de espíritu engreído pero de sentimientos vacíos.
Otra moza con uniforme de trabajo, parece dudar a cada zancada, seguro que duda a cada palabra que pronuncia a la hora de querer venderte una de esas cafeteras pijas que están de moda.
Una rubia teñida de paso acelerado, ya mayorcita, llega tarde para dar de comer a sus retoños.
Un tipo bien vestido, con traje y móvil… seguro que es un empresario cabrón dispuesto a acabar con la vida feliz de algunas familias a consta de su mísero bienestar. A lo mejor me equivoco y es un pobre trabajador de la tienda de los triángulos (coño, el Corte Inglés) o el representante de una compañía de teléfonos (ya han pasado los viejos tiempos en que se vendían enciclopedias del saber, la Wikipedia ha acabado con esa clase de bicho ambulante).
Un hombre obeso, de frente sudorosa, el calor parece castigarle más que a un servidor, en su ceño fruncido se refleja una perpetua maldición hacia el astro-rey.
Una niña corriendo con bolsas de Bershka y Stradivarius… las compras se alargaron, mamá espera en casa, así como el Facebook y el Messenger.
Una chavala preciosa, de esas que miras dos veces y tres, podrías clasificarla como el amor de tu vida pero también como un ser de apariencia que nunca te mirará a los ojos, superficial y egoísta.
Una pareja de estudiantes, al menos llevan carpetas de la Universidad de este desolado islote… él puede tener un futuro prometedor como político corrupto, ella parece más serena, más segura, más práctica… pero sin saber realmente lo que quiere… quizás le espera concursar en un “reality show”.
Oh, Paulo, es un juego muy imaginativo, pero muy difícil de jugar frente al espejo.







Imagen: Oh, Paulo, es un juego muy imaginativo, pero muy difícil de jugar frente al espejo.

lunes, 6 de septiembre de 2010

La "Milagrosa"

“Ten fuerza, falta poco para salir” dijo el padre de uno de los mineros. Según el último pronóstico, a principios de noviembre los mineros atrapados en San José podrían volver a casa, sanos y salvos.
Gracias a las nuevas tecnologías, los mineros tuvieron la oportunidad de hablar con sus seres queridos. Fue esto, la verdad, una inyección de moral, una bolsa de oxígeno a un alma torturada, un hálito de vida que viajó gracias a la fibra óptica... Los familiares contemplaban la pantalla con serenidad, emoción... allí aparecía papá, con el interfono en la mano, con el rostro contraído en una mueca de palpitante alegría, entremezclada de angustia y hambre de abrazos y besos. Lo observo besando el teléfono, acariciando ese plástico caliente de orificios esperanzadores. Una videoconferencia con conexión desde el mismísimo infierno.

“La Milagrosa”, mote cariñoso que recibe la recién llegada perforadora, ya está en el campamento “Esperanza”. Esta máquina, de apariencia infernal, es posible que traiga a los mineros a la superficie... se alzará como un monstruo metálico de bondadosa actitud. Es como si el Kraken, en vez de devorar marinos, se dedicara a salvarlos de una muerte segura en las profundidades del océano. Este engendro de acero, que trepana y remueve la tierra, despacio, evitando las fallas geológicas, arribará a su destino, con toda seguridad. El rugir de su movimiento alertará a los de allá abajo que el fin de sus penurias está cerca... ánimo muchachos, pronto escucharéis con gozo el bramido del monstruo, sentiréis su aliento salvador.

Un abrazo para los mineros, sus allegados y todos aquellos que luchan día a día para que estos hombres regresen al mundo de los vivos.


domingo, 5 de septiembre de 2010

Palabras de Endiku

Que vacías son las conversaciones de algunos profesionales: trabajo, trabajo, trabajo. Superfluidad...
Que vacías son las conversaciones de algunas personas, sin sentido, vulgares...
¿Qué clase de mundo es éste dónde imperan la falsedad, la "belleza" y lo material? Banal mundo de personajes fútiles, engreídos…
Un maldición sumeria rezaba:
“que los borrachos empapen tu vestido de fiesta con vómitos”.
No hace falta beber para vomitar sobre estas personas.