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lunes, 31 de mayo de 2010

Confesiones desde un agujero



"Este escrito pertenece a la propuesta semanal establecida por varios compañeros del blog, en este caso, los mini-pisos de la ministra ¿O deberíamos llamarlas infraviviendas?".

Debo despedir a los invitados cuando me voy a dormir, ellos están sobre mi cama. El baño huele a comida y la cocina a mierda, los libros saben a tortilla y el café guarda la fragancia de las cremosas hojas de la literatura. Mueve una silla, mueve dos sillas, la estantería puede saltar en mil astillas. Mueve la mesita y todo el hogar sufrirá un terremoto. Tengo perchas de invitados, para dormir colgados, y ese fabuloso mueble sueco que es a la vez butaca, escalera, tocador y orinal.
Diminuta casa, menguada, microscópica... Desde el centro leo, cocino, como, veo la televisión, meo. Maison, petite maison.


Imagen: El maravilloso invento del lavabo-ducha.

4 comentarios:

  1. bueno.. lo mejor es lo despedir a los invitados desde tu cama.. con la pereza que da en invierno salirte del calorcito para despedirlos en la puerta con la típica despedida mallorquina... deu, deu ja et dire coses.. jejeje

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  2. Querido David, me gusta este escrito tuyo, es breve, conciso y estético, es más, creo que con un enfoque más positivo de la malsufrida estrechez de la vivienda podrías ganarte la vida como escritor del genero literario inmobiliario.
    Ya sabes, los pisos no son pequeños, sino acogedores, ni tienen poca iluminación, son intimos...
    Piensalo, un simple filtro en tu pluma puede hacerte rico y famoso jeje.

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  3. Si pareces un poeta y todo...:))

    Todo tiene su ventaja, una casa pequeñita, es un lugar más pequeñito que cuidar...todo queda a mano, todo se recoge antes, tiene más calor en invierno y se enfriará antes en verano...el cristal con que se miren las cosas es importante

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