AHORA UNIDOS MÁS QUE NUNCA 15-M DEMOCRACIA REAL YA

sábado, 24 de abril de 2010

Presentación- Homenaje a Marcial


24-04-2010


A raíz del pasado día del libro, inicio este paseo por el cyberespacio, para expresar, en ocasiones de modo visceral y crítico, todo aquello que sucede a nuestro alrededor, o mejor dicho, a mi alrededor. Para comenzar, en este sábado soleado, de brisa fresca y olor a vid plasmaré cuatro epigramas de Marcial, que son de mi agrado, y espero sean leídos por algún internauta perdido en el limbo de la red.
Las fotografías son todas de mi propia cosecha, para solicitar información sobre lo que es o deja de ser, sólo tendréis que hacerlo a través de un comentario.
Venturosa lectura.

Tu perrito

Tu gozquecillo, Mancia, te lame el rostro y la boca: no
me extraña si es que al perro le gustan los excrementos.

No me haces falta

Podría pasarme sin tu rostro, sin tu cuello, sin tus manos,
sin tus piernas, sin tus senos, sin tus nalgas y... ¿para
qué seguir detallando? Podría prescindir de ti toda entera.

La cosa está clara

Tais tiene los dientes negros y Lecania blancos.
¿Y es por qué?
Porque los de Lecania son postizos

El tragón Santra

No lo hay más mísero ni hambrón más grande que Santra.
Cuando lo convidan a un banquete de cumplido corre allí
después de haberlo codiciado durante largos días y otras tantas noches;
pides tres veces criadilla de cerdo, cuatro veces chuletas de lomo, los dos muslos y las dos paletillas de una liebre;
no le avergüenza perjurar ante un tordo ni arramblar con los blancos filetes de ostras.
Ensucia su servilleta guardando en ella trozos de tarta;
allí van a parar uvas pasas envueltas con algunos granos de granada, con la piel desagradable de una vulva de cerda sin su relleno, un higo con su gota de almíbar y unas setas lacias.
Y cuando ya casi revienta de estos mil hurtos es su caliente seno el que recibe costillas ya roídas y una tórtola mutilada después de haberle tragado la cabeza. No considera vergonzoso atrapar con mano larga los restos de comida y cuanto han despreciado los perros.
Pero no le bastan los comestibles como botín de su voracidad; a sus pies tiene una vasija que llena de vino aguado. Todo esto se lo lleva a su casa y después de haber subido doscientos escalones se encierra con llave en su buhardilla. Al siguiente nuestro glotón lo vende.

1 comentario: