Aquí estamos Paulo,
amigo de mis amigos, enemigo de mis enemigos. Me siento como Perseo ante Medusa, la de los cabellos de viscosas y ávidas víboras. Mi espada es el lápiz, mi virtud los conocimientos y sus prejuicios. Que bocanada de veneno cuando habla, que mirada ignominiosa capaz de transformarte en piedra.
Hay gente que habla sola, dicen. Yo creo que hablan con los dioses…
No hay comentarios:
Publicar un comentario