
Esperaba leyendo,
rodeado de cultura.
Jorge Manrique, Octavio Paz,
Manuel Machado, Miguel Hernández.
Y apareciste fugaz,
cabellera bermeja
sonrisa de destello rosáceo.
Me sorprendió tu peculiar acento,
me cautivaron tus luceros acaramelados,
tu saludo dulce y tus manos frías.
Entre espumosa cebada
hablamos de la vida.
Las experiencias.
Amores pasados, frustrados
y no deseados.
Hablamos de un mundo idealizado,
un ciclo planeado.
Situaciones de vida y muerte,
momentos angustiosos,
el miedo de no volver a despertar,
el cariño a la familia, las amistades
y la alegría.
Hablamos de lo que es cada uno
y de lo que desea ser cada uno.
Hablamos de la solidaridad,
del respeto, del sentirse persona,
de la equidad.
Recuerdo ese acento peculiar
y escribo estas palabras, rememorando.
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