Al mirar hacia atrás desentierro esos recuerdos de vida placentera, sin preocupaciones, de perenne felicidad y pataleos triviales.
La sencillez de una existencia dada, la ignorancia sobre todo, la falta de conciencia hacia la tortura cotidiana, los dilemas del adulto y los conflictos vacíos. Los objetos de mi infancia afloran en mi mente, la simpleza de esos juguetes perdidos, la imaginación de una mente infantilmente retorcida... obsesionada con la peseta de la máquina de chicles o los cinco duros del delfín mecánico... ya no existen sino en el recuerdo o abandonados a su suerte... el paso del tiempo, la perdida infancia que ya no volveré a tener ni a gozar, el delfín que se descompone sin niños que lo deseen cabalgar... como un objeto obsoleto de una infancia vencida, como una atracción sin sentido en los tiempos de ahora, de párvulos caprichosos y manipulados.
...el delfín que se descompone sin niños que lo deseen cabalgar...
Jo, pues me parece muy triste que digas que no volverás a sentir esa infancia.
ResponderEliminarHay veces en que yo me siento pequeña y niña, nínfula de sus fantasías y de las mías, y juego con mis osos de peluche y dibujo palabras en las nubes.
No sé, creo que es cuestión de actitud. Cuando veo un columpio, me subo. Siempre soy la niña que fui y va creciendo.
Pues personalmente yo, creo que la vida de adulto no está nada mal, a pesar de los pesares, vivir es disfrutar unas veces y otras llorar como posesos, la balanza, el tan necesario equilibrio. Ahora, eso sí, si sólo te quedas con la parte mala de la adultez sólo sabrás sentirás un vacío dentro de tí. La felicidad no es ser niño, inconsciente de tantas y tantas cosas, tanto buenas como malas, sino el saber apreciar los pequeños momentos y aprender de aquellos malos, que todo sirve para algo...energía positiva hombre, energía positiva!! :))
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